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---|---|
¿Y qué decir de nuestra madre España,
este país de todos los demonios
en donde el mal gobierno, la pobreza
no son, sin más, pobreza y mal gobierno
sino un estado místico del hombre,
la absolución final de nuestra historia? | 39sexteto
|
Mucho nos dicta en la paraboleja
de nuestra buena vieja
Monseñor Interés. Sangró una ingrata
cierto jayán de plata,
enano Potosí, cofre de acero
de un bobo perulero,
a quien le dejó apenas
sangre real en sus lucientes venas. | 4octava
|
Aquí las enseñas fueron desplegadas,
así de los reyes como de varones,
y todas las naves de fecho entoldadas
y vistos en pronto inmensos pendones:
en unos las cruces, en otros bastones,
en los otros pomas, lirios y calderas,
en otros las jarras, en otros veneras,
en otros castillos y bravos leones.
| 41copla_arte_mayor
|
aun del dardo herakleo muestras la roja herida
por do salir no pudo la esencia de tu vida. | 3couplet
|
Me duele este niño hambriento
como una grandiosa espina,
y su vivir ceniciento
revuelve mi alma de encina. | 5cuarteta
|
Para la boda el tiempo señalado
Llegó en la hermosa luna de Giumada,
Que trajo la apacible primavera
A presenciar la fiesta y celebrarla.
Al rojo amanecer de hermoso dia,
Cuando del sol apenas esmaltaba
La clara lumbre en la vecina sierra
De la fragosa cima las pizarras,
Después que el Almueden , de la mezquita
En el alto alminar, con voces altas,
No hay mas que un solo Dios, venid, ó fieles,
A adorarle venid, ronco gritaba;
El estruendo de trompas y atabales,
Panderos, añafiles y dulzainas
Anunciaron al orbe, que aquel dia
Al júbilo y placer se destinaba.
Mil cautivos cristianos recobraron
Su libertad en tan feliz mañana,
Que Almanzor generoso sin rescate
Sus cadenas benéfico desata.
Parientes del Hagib cien caballeros
Con las marlotas de esplendente grana
Y con blancas garzotas los turbantes
Corren de la ciudad calles y plazas,
En revueltos caballos berberiscos,
Cándidos cual la espuma con que esmaltan
Los frenos y pretales, adornados
De cascabeles de sonora plata.
Y desterrando el perezoso sueño
Con la estruendosa y plácida alborada,
"Viva", gritando van, "los claros nombres
" De Abdimelik y Habiba edades largas."
El pueblo en derredor de ellos se agolpa,
Y repite los vivas, y engalana
Pórticos, rejas, torres y azoteas
Con alfombras, damascos y guirnaldas
Y la alegría bulliciosa tiende
Por toda la ciudad risueñas alas,
Y cunde la confusa muchedumbre,
Y en vivas á Almanzor se inunda el aura.
Pues sus altas proezas, sus laureles,
La gloria que su brazo da á la patria.
La justicia y virtud con que gobierna,
La protección con que el saber ampara,
Su generosa condición, su aspecto,
Su nombre y los recuerdos de su hermana,
Cual genio tutelar le representan
Al pueblo musulmán, que le idolatra.
Cuando ya el sol sus rayos estendía,
Abriéronse las puertas del alcázar
Del potente Almanzor, saliendo de ellas
Doce guerreros con lucientes armas.
Eran los doce jeques y adalides,
Que al Hagib en la guerra acompañaban-
Y que á su lado con insignes hechos
Dieran asunto al canto de la Fama.
En lozanos corceles, que pomposos
Pausados mueven la lijera planta,
De dos en dos siguiendo un estandarte,
Montes de acero, silenciosos marchan.
Después veinte lindísimas doncellas,
Que á las eternas Huris 7 deslustraran.
Cubiertas hasta el pié de blanco lino.
Con ricas tocas que hasta el suelo bajan,
De azahares, y jazmines, y perpetuas,
Y frescos arrayanes coronadas,
Siguen, cantando deliciosos versos
Al dulce son de sonorosas flautas.
Unas llevan perfumes olorosos
En braseros de esmalte y filigrana,
Otras de flores lindos ramilletes,
Otras de oro y marfil lijeras mazas.
De este coro de vírgenes Kerima
Era bello adalid, y descollaba
Entre ellas en beldad y en gentileza,
Como en el bosque la garbosa palma.
En pos, cercados de altos personajes,
Nobles matronas y gentiles damas,
Los jóvenes esposos aparecen,
Ofuscando del sol la lumbre clara.
Habiba hermosa, cuya faz divina
Como la rosa del abril temprana,
Rojo matiz de pudoroso encanto
De inestimable resplandor esmalta,
Ostenta larga ropa rozagante
De rica seda del color del alba.
Do brillan, como brillan los luceros,
Lazos de aljcSfar, flores de esmeraldas.
Las luengas trenzas, que hasta el suelo llegan
Aventajando al oro de la Arabia,
Recoge en parte delicada toca,
Y de Cándidas rosas la guirnalda;
Y de ella pende, y por el aire ondea
Gallardo velo de tejida plata,
Prendido con un rico camafeo,
Y un penacho gentil de plumas blancas.
De gruesas perlas y zafiros lleva
Cubierta la hermosísima garganta,
Los bellos brazos, el pulido talle.
La fimbria de la veste y las sandalias,
Abdimelik la lleva de la mano,
De los dulces afectos de su alma
Dando indicios los ojos, en que brilla
Del puro amor la inextinguible llama.
El insigne Almanzor, á cuya vista
Respetuoso el pueblo se postraba,
Y Ornar, gloria también del Islamismo,
A los tiernos esposos acompañan;
Mostrando en sus semblantes generosos
El gozo que en sus pechos se dilata,
Y que el amor del mando y de la gloria
Al paternal amor ceden la palma.
El anciano Cadí 8 con verdes ropas,
Pacífico semblante y luenga barba,
Con ellos va, la pompa presidiendo,
Y seis pajes en pos con alabardas
Y entre un tropel, vistoso por sus trajes,
De l í b e n o s , de esclavos y de esclavas,
Treinta etiopes de atezados miembros,
Y descubierta la anchurosa espalda,
Y en los nervudos brazos y en los cuellos
Fuertes argollas de bruñida plata,
Llevan cargados los robustos hombros
De cedro y de ciprés con grandes arcas,
En que va el acidaque ü de la esposa,
Y los ricos presentes y las galas
Bajilias, telas, pieles y alcatifas,
Que los deudos y amigos le regalan.
Otros conducen en pequeños cofres ,
De azabache embutidos y de nácar,
Ambares y perfumes, ricas joyas
Y hermosas plumas de colores varias.
Y cerrando esta grave comitiva
Veinte mancebos en hileras marchan,
Todos de las familias mas ilustres,
Y del imperio todos esperanza ;
Vestidos de morado, blanco y verde,
Y amorosas empresas recamadas.
Gallardos llevan con gentil despejo
Al hombro las lijeras azagayas.
Capitán de esta noble compañía,
De muchos á despecho y con no extraña
Sorpresa y con envidia, era el mancebo
A quien su origen infeliz degrada.
Mas Almanzor potente lo dispuso,
Abdimelik lo quiso, y esto basta :
Que el favor de tan altos personajes
xiun montes mas difíciles allana.
Por lo mejor de Córdoba atraviesa
La rica y lucidísima comparsa,
Hollando arena y esparcidas juncias.
Olorosos mastranzos y espadañas;
Y entre los vivas del inmenso pueblo,
Que á p i é , á caballo, con vistosas galas,
Se agolpa presuroso á todos lados,
Y hierre en calles, pórticos y plazas.
Y desde los terrados y alminares,
Garridas moras olorosas aguas
Y deshojadas flores dan al viento,
Al mismo punto en que los novios pasan.
Llegan á la magnífica mezquita,
Que en medio de naranjos y de palmas,
De Abderraman eternizando el nombre,
Oscurecía al templo de la Caaba ;
Y concluido el azalá escucharon
Con gran silencio la leyenda santa,
Que desde el almimbar 12 de cedro y oro
Pronunció el Almocrí15 con voz pausarla.
Abundantes limosnas repartieron,
Cuando se terminaron las plegarias.
A hospitales, hospicios y prisiones,
A doncellas, á huérfanas y á ancianas.
Y con toda la ilustre comitiva
La mezquita dejaron, y la marcha
Dirigieron gozosos á la Almunia,
Do con su corte Hixcen los esperaba ;
Pues aunque nunca los palacios deja
Y encantados jardines de Zahara,
Las riendas del gobierno abandonando
De su valido al zelo y mano sabia ;
Para mostrar de su favor lo firme,
Y la tierna amistad que le consagra.
Quiere á la boda y al nupcial banquete
Con su presencia dar mas lustre y fama. | 18romance_arte_mayor
|
O el lindo tocador de alguna hermosa
coronaré en figura de botella,
lleno mi hueco vientre de olorosa
agua que pula el rostro a la doncella;
l'eau véritable de colonia y rosa
el rótulo en francés dirá a mi huella,
que de su vida al fin tanto blasón
ha logrado alcanzar Napoleón. | 2octava_real
|
Mas sé bien que la rosa nunca a olmo
pertenecerá ni la noche al día,
ni un híbrido de mí querrá la yegua;
y sólo alcanzo espinas de la rosa,
en tanto que la impenetrable noche
me esquiva por ser día y olmo y asno. | 39sexteto
|
A mí se me da mu poco
que er pájaro en la lamea
se múe de un árbo a otro. | 30soleá
|
Me conmueve la magia de tu gesto,
mi cuerpo es ceremonia de la tierra
hacia tu irrealidad que en mí palpita
al ritmo de la vida y de la muerte.
Descubro la razón de tu silencio
en don de libertad, de humana senda. | 39sexteto
|
Fea pintan a la envidia,
yo confieso que la tengo
de unos hombres que no saben
quién vive pared en medio. | 11cantar
|
Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano. | 33terceto
|
En conjeturas varias divertido
Aun Lara estaba en su sillón de roble.
Disputando con Ñuño, y rodeado
De escuderos y armados servidores
Pero el vecino estruendo de herraduras.
El crujir de las armas, los rumores
De la confusa muchedumbre oyendo,
A retirarse cauto se dispone;
Y por dos escuderos sostenido
Estaba ya de pié, cuando en desórden
Ante él la mora y castellana gente,
Y la caterva popular paróse.
Lo advirtió, y levantando la cabeza,
Vistió de dignidad su aspecto noble -,
Y el anciano andaluz en él los ojos
Clavando ansioso, en resonantes voces
Dijo al tierno mancebo : Este es tu padre:
" Ante sus plantas á arrojarte corre,
" Y absorto el mundo al verte entre sus brazos,
" La Providencia omnipotente adore. "
No había terminado estas palabras,
Cuando el mozo, dejando los arzones.
Exclamó : Padre! y prosternado en tierra,
Del ciego á las rodillas abrazóse.
Al mismo tiempo conociendo Ñuño
Al anciano, cual fuera de sí, rompe :
" O Zaide!... ó bienhechor!...ó tierno amigo!"
Y se arroja en sus brazos. Yerto, inmoble
Lara quedó : la falta de los ojos
Le sumerge en un mar de confusiones.
De ambos moros la voz no le es extraña...
Mas cuando al docto Zaide nombrar oye,
Y siente que le estrechan unos brazos,
Y repetir de padre el dulce nombre,
Y que en sus manos trémulas se imprimen
Unos labios de fuego; reconoce
Toda su dicha, y embargada el alma,
En el sillón sin fuerzas derribóse.
Mudarra, Zaide, Ñuño, el arcipreste
A darle auxilio en derredor se ponen ;
Callando el pueblo, que asombrado mira
Prodigios donde quiera y confusiones.
Mas no volviendo Lara del desmayo,
Retirarle de allí Ñuño dispone ;
Y él y Mudarra del sillón asiendo,
Al palacio le suben. Varios hombres
De cuenta, el arcipreste y los hidalgos
Le siguieron en pos. Zaide la orden
De entrar en el gran patio da á los suyos,
Y Ñuño, de que al punto se coloquen
En el postigo aquel dos hombres de armas
Y que á la multitud el paso estorben. | 18romance_arte_mayor
|
¡Oh, qué hermosa os hizo Dios
a vos,
clara estrella que nos guía,
María,
protectora americana
soberana
Por eso la Corte indiana,
tan llena de tus favores,
os rinde aplausos y honores
a vos, María soberana. | 0ovillejo
|
Escóndete, carillo,
y mira con tu haz a las montañas,
y no quiero decillo;
mas mira las compañas
de la que va por ínsulas extrañas. | 14lira
|
Cubra el cielo castellano
los más encumbrados sotos,
porque el ganado no pazca
y muerto lo coma el lobo. | 11cantar
|
Está el cielo colmado de tu gesto,
la ciencia sin cimientos de la tierra
es pensamiento oscuro de la muerte
en la marea negra del silencio.
La sensación del éxtasis palpita
en la futura meta de mi senda. | 39sexteto
|
Mas por eso non cesaron
los fados de me mostrar,
a fin de lo evitar,
más daños, que non tardaron;
que las tres Furias cantaron
con la tronpa de Tritón,
e con tan triste canción
el mi sueño quebrantaron. | 15octavilla
|
Tu boca fue hecha
de tibios arreboles
que no se van | 8haiku
|
¿Quién puede llamarnos vieja?
La espeja.
¿Y qué nos pule el carrillo?
El brillo.
¿Si en la mirada no hay cruce?
Reduce.
De tal forma nos seduce
la apariencia en el cristal,
que cuando nos vemos mal
la espeja el brillo reduce. | 0ovillejo
|
Ya duerme el viento en la arboleda oscura,
Pabellón de los plácidos senderos,
Y entre las ramas de gigante altura
Las frases que te dicen mi ternura
Las trinan en sus nidos los jilgueros | 32quinteto
|
y la primera oración
es consultar el espejo,
con notable sobrecejo
de ver su misma visión; | 19redondilla
|
Bellos vergeles para tí despiden
Puros aromas de trebol lozano,
Dulces perfumes de clavel y rosa,
Blandos jazmines. | 36estrofa_sáfica
|
¿Quieres que de ese néctar delicioso
no te amargue la hez?
Pues aspírale, acércale a tus labios,
y déjale después. | 23cuarteto_lira
|
Dirás que muchas barcas
con el favor en popa,
saliendo desdichadas,
volvieron venturosas.
No mires los ejemplos
de las que van y tornan,
que a muchas ha perdido
la dicha de las otras. | 4octava
|
Volvieron los esclavos, y la losa
Levantando forzudos, descubierta
Quedó un arca de cedro y ataujía,
En una alfombra tunecina envuelta.
Viéndola, dijo Zaide : "Aquí, Mudarra,
" Están de tus hermanos las cabezas,
" Que Giafar como bárbaro trofeo
" Colocó de su alcázar en las puertas."
" Yo las quité de allí, y en esta caja
Las encerré entre aromas, y esta huesa
Mandé labrar, plantando en su memoria
Estos siete cipreses que nos cercan. "
" Llevemos á tu padre estos despojos :
Dulce reposo allá en su patria tengan
Que aun después de la muerte es gran desdiclui
Sufrir el peso de la extraña tierra."
Arrojóse Mudarra sollozando
Sobre el arca magnífica, la besa
Y la humedece con su llanto. Zaide
La alza y prosigue:" El tiempo no se pierda i
Vamos, vamos al punto. La mañana
Anuncia con su soplo el aura fresca;
Y no es prudente que el cercano dia
Dentro de este castillo nos sorprenda."
Ambos dejaron el jardin siguiendo
La caja funeral, y al patio llegan,
Do á los preparativos del viaje
Con grande actividad Zaide se entrega.
| 18romance_arte_mayor
|
Allí se fablaba de Proteselao
y cómo tomara el puerto primero;
allí del oprobrio del rey Menelao,
allí de Tideo, el buen caballero,
allí de Medea, allí del Carnero,
allí de Latona, allí de Fitón,
allí de Diana, allí de Anteón,
allí de Mercurio, sutil mensajero. | 41copla_arte_mayor
|
Cae del árbol
y derrama su agua
una camelia. | 8haiku
|
¡Ay!, es verdad lo que me dijo entonces.
Verdad que el corazón
lo llevará en la mano..., en cualquier parte...;
pero en el pecho, no. | 21silva_arromanzada
|
Yo no supe dónde estaba,
pero, cuando allí me vi,
sin saber dónde me estaba,
grandes cosas entendí;
no diré lo que sentí,
que me quedé no sabiendo,
toda ciencia trascendiendo. | 20septilla
|
Mártires que ganasteis vuestra palma
en la arena del circo, en sangre rojo:
Al que os dio fortaleza en los combates
rogadle por nosotros. | 21silva_arromanzada
|
Es la clase. En un cartel
se representa a Caín
fugitivo, y muerto Abel,
junto a una mancha carmín. | 5cuarteta
|
Coches cerrados llegaban
a las orillas de juncos
donde las ondas alisan
romano torso desnudo.
Coches, que el Guadalquivir
tiende en su cristal maduro,
entre láminas de flores
y resonancias de nublos.
Los niños tejen y cantan
el desengaño del mundo,
cerca de los viejos coches
perdidos en el nocturno.
Pero Córdoba no tiembla
bajo el misterio confuso,
pues si la sombra levanta
la arquitectura del humo,
un pie de mármol afirma
su casto fulgor enjuto.
Pétalos de lata débil
recaman los grises puros
de la brisa, desplegada
sobre los arcos de triunfo.
Y mientras el puente sopla
diez rumores de Neptuno,
vendedores de tabaco
huyen por el roto muro. | 1romance
|
Advierte que te llevan
a dar entre las rocas
de la soberbia envidia,
naufragio de las honras.
Cuando por las riberas
andabas costa a costa,
nunca del mar temiste
las iras procelosas | 4octava
|
Y en un mundo de tinieblas
Vaga y siente miedo y frío,
Y en su horrible desvarío
Palpa en su cuello el dogal:
Y cuanto mas forcejea,
Cuanto mas lucha y porfia,
Tanto mas en su agonía
Aprieta el nudo fatal. | 15octavilla
|
Soñé que tú me llevabas
por una blanca vereda,
en medio del campo verde,
hacia el azul de las sierras. | 11cantar
|
Ala, eh, Gil Arribato,
sé que en fuerte hora allá echamos
cuando a Candaulo cobramos
por pastor de nuestro hato:
ándase tras los zagales
por aquestos andurriales
todo el día embebecido,
holgazando sin sentido,
que no mira nuestros males. | 38novena
|
Porque no es tan poderoso
vuestro no que me defienda
De seguir la tal contienda
Aunque viva congojoso
Vuestro gesto desdeñoso
No me hará, ni yo lo creo,
Doncella, que mi deseo,
No vos recuente quejoso. | 40copla_arte_menor
|
La princesa no mentía.
Y así, dijo la verdad:
«Fui a cortar la estrella mía
a la azul inmensidad». | 5cuarteta
|
Provecho et deleite son
el fin de todas sus obras
en guarda de las soçobras,
suplen temor et fection;
si por temor detenida
la maldat de ellas non fuese,
o perfection escondida,
non seria hombre que vida
con ellas faser pudiese. | 38novena
|
así como las naves que cargadas
llegan de la oriental India a Lisboa,
que son por las mayores estimadas, | 33terceto
|
Y creo que alimaña
más fiera y espantosa no mantiene
la más alta Alemaña
en sus espesos bosques, ni la tiene
la tierra donde mora
el moro, de fiereza engendradora. | 45sexteto_lira
|
Como el viento continuo, no es sentida
la eterna pesadez de nuestra vida. | 3couplet
|
Viese yo las doradas ricas hebras
bañadas de mi llanto, si la nieve
vuestra diese lugar a esta mi llama;
que la dureza de este yerto cuello
la pluvia ablandaría de mis ojos
y en dos cuerpos habría sola un alma. | 39sexteto
|
En esta floresta mía,
adonde no hay otras gentes,
sino aquellas, mis sirvientes
Qué trajo en mi compañía?...
¿Por ventura es vuestra vía
Adelante, o hasta aquí?...
Non receléis más de mí
de alguna descortesía. | 40copla_arte_menor
|
Deja tu alcoba: el jazmín
no en blando reposo olvides,
que te aguarda tu escarpín,
tu pequeño nomeolvides. | 5cuarteta
|
Pero tiene la luz recuerdos que son nuestros.
Van a bajar los dioses de sus libros,
alguien descubrirá que el mundo es navegable,
habrá días y noches, y en la luna
de lo ya sucedido
respirará la fábula blanca del calendario. | 39sexteto
|
Agradables son de veras,
Eras.
Exito rotundo y cierto
Concierto.
De jóvenes deseables
Bailables.
Son cosas inolvidables
subir los toros a echar
después de mucho gozar
Eras, Concierto y Bailables. | 0ovillejo
|
¿Quién sería la madre
que parió a Judas?
¡Qué hijos tan indinos
paren algunas! | 22seguidilla
|
Merece el nombre de feliz quien digno,
superior sabe hacerse a la pobreza
y vive satisfecho; no quien mora
en opulento alcázar. | 37estrofa_francisco_de_la_torre
|
La alegría vivaz que vierten en las venas
rubia es también,
idéntica a la piel que asoman;
no les dejéis marchar porque sonríen
como la libertad sonríe,
luz cegadora erguida sobre el mar. | 39sexteto
|
En la frente irán escritos
Los secretos de la vida,
Y las conciencias a gritos
Apartarán los malditos
De la prole bendecida. | 29quintilla
|
Cuando florezca la rosa
tu aire temblará de frío,
te dirá: ¡te amo, amor mío!;
un corazón ya latiendo
y que abrirá cada sábana,
el polen se irá volando,
las espigas suspirando
y todo recuerdo ardiendo. | 15octavilla
|
Yo corté una rosa
llenita de espinas...
Como las rosas espinitas tienen,
son las más bonitas. | 26seguidilla_gitana
|
Que en su canto desigual
Hay música tan liviana,
Que en su murmullo infernal
Canta y llora y ríe insana
Con sus lenguas de metal. | 29quintilla
|
no más llevarte flores escogidas,
ni de mis palomitas los hijuelos,
ni leche de mis vacas más queridas,
ni pedirte ni darte ya más celos,
ni más jurarte mi constancia pura,
por Venus, por mi fe, por tu hermosura. | 34sexta_rima
|
Para odiar la senectud,
salud.
Para tener quebraderos,
dinero.
Para sufrir con dolor,
amor.
En este mundo traidor,
ser dichoso no es seguro
ni aun habiendo en tu futuro
salud, dinero y amor. | 0ovillejo
|
O tu, en amor hermano,
nascido para morir,
pues lo no puedes fuyr,
el tiempo de tu biuir
no lo despiendas en vano;
que vicios, bienes, honores
quep procuras,
passanse como frescuras
delas flores. | 38novena
|
Si duermo, despierto luego
con tu nombre, de tal modo,
que me parece que todo
es un infierno de fuego. | 19redondilla
|
Mas donde tantos peones
ha de haber para cavar,
serviré yo de llevar
en brazos los azadones;
y seré de esta manera
otro Simón Cireneo,
tocando con el deseo
el cabo de ella siquiera. | 28copla_castellana
|
¡Y las demás! En tantos climas,
en tantas tierras siempre son,
si no pretextos de mis rimas
fantasmas de mi corazón. | 7serventesio
|
tendido el negro manto de la noche,
imagen de la vida que yo vivo,
a tiempo que descansan brutos y hombres,
yo sucumbí a mi dolor activo;
tal es el sueño, sí, tal es el sueño
de un mísero mortal, desfallecido
a fuerza de llorar males inmensos
y de regar con lágrimas sus grillos,
en un acceso de su desventura,
que el alma, no bastando a resistirlo,
se rinde, sin que hórridos fantasmas
dejen adormecer el dolor mismo.
Así dormía yo, cuando un perfume
embalsamó mi olfato peregrino,
y la ambrosía misma de los dioses
me fingió luego el sueño en su delirio.
Un susurro de ahí a poco suave
como el céfiro de alas conmovido,
cada vez entendiéndose más claro
enteramente deportó mi oído.
Revine un poco, y estregué mis ojos,
de dolor y tristeza oscurecidos.
Una luz, cual aquélla con que Venus
usa anunciar el alba en el estío
me deslumbró, y sorprendido exclamo:
¿Cómo me dormí tanto? Ha amanecido.
Sonrióse entonces la belleza alada
que al punto divisé; numen divino,
empuña un cetro, lleva una balanza,
una diadema sobre el frente, lindo.
Desplegando dos labios más bermejos
que rosas de vergel alejandrino,
descubriendo dos órdenes de perlas
encadenadas en coral subido,
Yo sé que a ti, me dice, en otro tiempo
deleitaron de Apolo los sonidos:
toma la lira, ensaya con tus dedos
acordar los acentos consabidos.
Rota está de una vez la que tocaba,
mis manos yertas han perdido el tino;
no concuerdan los ecos armoniosos
con el tosco chillido de los grillos.
Nunca las Gracias visitaron, nunca,
un albergue tan sucio y tan sombrío;
las Musas no inspiraron corazones
tan maltratados y tan malheridos.
En el Anáhuac, en mi amada patria,
era libre y canté; hoy es distinto. . | 18romance_arte_mayor
|
Quiso pasarse a Indias un verano,
y vino con Montalvo el de Sevilla;
cojo quedó de un pie de la rencilla,
tuerto de un ojo, manco de una mano. | 24cuarteto
|
Oriyas der río
sus penas yoraba;
como eran dos fuentes sus ojitos negros
crecieron las aguas. | 26seguidilla_gitana
|
Obra con peso y medida
y cogerás con decoro
de las horas aquel oro
que enriquece más la vida.
Y contino se te acuerde
de que el tiempo bien gastado,
aunque parezca pasado,
no se pasa ni se pierde. | 28copla_castellana
|
le dije: «Con bien claros desengaños
descubro que el servirte me granjea
presentes miedos de futuros daños. | 33terceto
|
El rostro levanta el triste
Y alza los ojos al cielo;
Tal vez eleva en su duelo
La súplica de piedad.
¡ Una lágrima! ¿ es acaso
De temor ó de amargura ?
I Ay ! á aumentar su tristura
Vino un recuerdo quizá!!! | 15octavilla
|
La serrana más hermosa,
la de los ojos serenos,
que al Rey prendió el corazón
con uno de sus cabellos; | 11cantar
|
Queréis, con presunción necia,
hallar a la que buscáis
para prentendida, Thais,
y en la posesión, Lucrecia. | 19redondilla
|
Mas el humo, formando denso velo,
Se empezó a remontar,
y penetrando en la azulada esfera
al cielo fué a parar. | 21silva_arromanzada
|
¡Oh viejo triste, liviano!
¿Cuál error pudo bastar
que te havía de tornar
ruvio tu cabello cano?
¿Y essos ojos descozidos,
qu´eran para enamorar?
¿Y essos beços tan sumidos,
dientes y muelas podridos,
qu´eran dulces de besar? | 38novena
|
Si con eternas plantas
las fijas luces doras,
¡oh dueño de mi barca!,
y en dulce paz reposas,
merezca que le pidas
al bien que eterno gozas
que adonde estás me lleve,
más pura y más hermosa. | 4octava
|
Mañanita de San Juan,
mañanita de primor,
cuando damas y galanes
van a oír misa mayor.
Allá va la mi señora,
entre todas la mejor;
viste saya sobre saya,
mantellín de tornasol,
camisa con oro y perlas
bordada en el cabezón.
En la su boca muy linda
lleva un poco de dulzor;
en la su cara tan blanca,
un poquito de arrebol,
y en los sus ojuelos garzos
lleva un poco de alcohol;
así entraba por la iglesia
relumbrando como el sol.
Las damas mueren de envidia,
y los galanes de amor.
El que cantaba en el coro,
en el credo se perdió;
el abad que dice misa,
ha trocado la lición;
monacillos que le ayudan,
no aciertan responder, non,
por decir amén, amén,
dicen amor, amor. | 1romance
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Un poco de locura, un algo de poesía,
una gota del vino de la melancolía... | 3couplet
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Moviéndose a compás, como una estúpida
máquina, el corazón;
la torpe inteligencia, del cerebro
dormía en un rincón. | 23cuarteto_lira
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Cuando más a gusto estaba,
m'apartaron e tu bera
por una persona mala. | 30soleá
|
Allí se nombraban los Lunas y Urrea,
Izar y los Castro, Heredia, Alagón,
Lihori, Moncayo, Urrias, Gurrea,
con otros linajes de noble nación;
pues vamos aquellos que allende Monzón
habitan o moran, y no se detenga
el nuestro proceso, mas presto devenga
por sus rectos cursos en la conclusión.
| 41copla_arte_mayor
|
¡No sé qué tiene la aldea
donde vivo y donde muero,
que con venir de mí mismo
no puedo venir más lejos! | 11cantar
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Causa mi triste cuidado,
que á mi pensamiento crea
porque ya está averiguado
que si no es tu enamorado
lo será cuando te vea.
Y está cierto, porque Amor
sabe desde que me hirió
que para pena mayor
me falta un competidor
más poderoso que yo.
| 6copla_real
|
Los suspiros son aire y van al aire.
Las lágrimas son agua y van al mar.
Dime, mujer: cuando el amor se olvida,
¿sabes tú adónde va? | 23cuarteto_lira
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La fugitiva ninfa, en tanto, donde
hurta un laurel su tronco al sol ardiente,
tantos jazmines cuanta hierba esconde
la nieve de sus miembros, da una fuente.
Dulce se queja, dulce le responde
un ruiseñor a otro, y dulcemente
al sueño da sus ojos la armonía,
por no abrasar con tres soles el día. | 2octava_real
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nuestro lecho florido,
de cuevas de leones enlazado,
en púrpura tendido,
de paz edificado,
de mil escudos de oro coronado! | 14lira
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Algo me han dicho
la tarde y la montaña.
Ya lo he perdido. | 8haiku
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¡Que seso para discretos!
¡Qué gracia para donosos!
¡Qué razón!
¡Qué benigno a los sujetos!
¡A los bravos y dañosos,
qué león! | 12sextilla
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En ti, casi desnudo
deste corporal velo, y de la asida
costumbre roto el ñudo,
traspasaré la vida
en gozo, en paz, en luz no corrompida; | 14lira
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«¿Por qué», le pregunté, «señor, porfían
los tales a escribir y dar noticia
de los versos que paren y que crían? | 33terceto
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Piensa que el suspiro tierno
y el grito, desaparecen
en la corriente del viento. | 30soleá
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Anda y no presumas tanto,
que otras mejores que tú
se quean pa bestí santos. | 30soleá
|
Y encima de esto, llagado
con hierro de cruda lanza,
abrió fuente de esperanza
en su divino costado;
de do, para nos salvar
del pecado que reinó,
agua con sangre manó
por remedio singular. | 28copla_castellana
|
Mas -cristalinos pámpanos sus brazos-
amor la implica, si el temor la anuda,
al infelice olmo que pedazos
la segur de los celos hará aguda.
Las cavernas en tanto, los ribazos
que ha prevenido la zampoña ruda,
el trueno de la voz fulminó luego;
¡referidlo, Pïérides, os ruego! | 2octava_real
|
Anda vete que es tarde
marido mío
no sabes con la pena
que te lo digo | 22seguidilla
|
¿Quién la libertad destierra?
¡La guerra!
¿Y en qué la vida convierte?
¡En muerte!
¿Y qué mata la inocencia?
¡La violencia!
Egoista en su demencia
la persona que esto olvida
sólo encontrará en la vida
guerra, muerte y violencia. | 0ovillejo
|
El eco de un suspiro que conozco,
formado de un aliento que he bebido,
perfume de una flor, que oculta crece
en un claustro sombrío. | 23cuarteto_lira
|
Combatís su resistencia
y luego, con gravedad,
decís que fue liviandad
lo que hizo la diligencia. | 19redondilla
|
Te escribo con frenesí
a ti
ya que eres mi querer
mujer,
lo hago con mucha alegría
en tu día.
Tu carisma y simpatía
me cautivan con locura
brindando con gran ternura:
a ti mujer, en tu día.
| 0ovillejo
|
Ya nunca tal fermosura
vieron mis ojos de cosa
en las ondas alterosa
sin lado firme segura,
do entré con vestidura
de grand amor estimada,
de asul et oro franiada,
con tiseras de mesura
la falda bien cercenada. | 38novena
|
Cuando paso por tu puerta,
te reso un Abe-María,
como si estubieras muerta. | 30soleá
|
Colmeneruela, animosa
contra el hijo de la diosa,
si ve tus ojos divinos
y esos dos claveles finos,
¿qué hará aquel
que halla flechas en aquellos
cuando en estos busca miel?
Dímelo tú. | 4octava
|
Este rey y gran señor,
avisado de este hecho,
hallóse puesto en estrecho,
porque temor con amor
batallaban en su pecho;
y hizo luego buscar
este palo, y enterrólo
en un honesto lugar,
el misterio singular
guardando para sí solo. | 6copla_real
|
Y, según la fama cuenta,
Hero una luz encendía
que en las noches de tormenta
de faro al joven servía. | 5cuarteta
|